De mediana estatura, cuerpo curvado y apoyado en un viejo bastón, mentón y nariz prominente, barba enrojecida y abundante, pómulos ásperos, inexpresivas
facciones, nunca le vieron reír.
Sobre sus hombros, una vieja pelliza con cuello de pelo, chaleco y pantalón de gruesa y rígida pana, de su mano derecha siempre colgaba el farol.
Su dedicación en los largos veranos era a tiempo completo, y se trataba de mantener la hora exacta, así, como informar a los regantes del lugar de toma.
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