PERDIDOS:
Algunos ciudadanos de este heterogéneo mundo, y en determinados lugares, como España, estamos asistiendo perplejos y con decepción, a la muerte de un sueño, y que hace unas pocas décadas nos llegó en forma de libertades y democracia.
En mi caso, tengo la impresión, de que valores ecológicos, humanitarios y solidarios,
están siendo arrasados por un sunami, llamado, poder, competitividad y globalización.
La melancolía depresiva, está haciendo estragos, en una sociedad, que cada día que pasa, se sienten más perdidos y confusos.
Puede, entre otras, que la adicción más peligrosa que hemos contraído, sin apenas notarlo, ha sido, la de consumir descontroladamente.
La publicidad, nos ofrece a través de todo tipo de medios, y de forma machacona, el relevo de lo que tenemos por ser obsoleto, y así, mejorar nuestra imagen, estatus y una mejor calidad de vida.
Nos hemos plegado, a todo tipo de supuestas mejoras, porque el sistema para mantenerse precisa del consumo.
Ocurre, que a veces el sacrificio, al que hemos de enfrentarnos, nos acaba arrastrando, en una espiral neurótica y obsesiva, de manera tal, que, si no adquirimos lo último, no nos sentimos a la altura del vecino, es como la droga, que a los humildes nos desequilibra, y a los que nos manejan, les vale, para continuar engordando sus cuentas.
La consecuencia de todo este galimatías, entre otras, que, en la cuneta, cada vez hay más ciudadanos rotos, depresivos y despojados del más mínimo humanismo.
La consecuencia de todo este galimatías, entre otras, que, en la cuneta, cada vez hay más ciudadanos rotos, depresivos y despojados del más mínimo humanismo.
Moraleja:
Esta situación, en mi opinión, es el mejor caldo de cultivo, para aquellos, que, de manera infame, y con la mentira como bandera, nos ofrecen soluciones, a los problemas que ellos mismos crean.
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