PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

jueves, 9 de noviembre de 2023

A.Machado

 

:: En una visita a Sevilla ::

El limonero lánguido suspende 
una pálida rama polvorienta,
 
sobre el encanto de la fuente limpia,
 
y allá en el fondo sueñan
 
los frutos de oro...

Es una tarde clara, 
casi de primavera,
 
tibia tarde de marzo,
 
que el hálito de abril cercano lleva;
 
y estoy solo, en el patio silencioso,
 
buscando una ilusión cándida y vieja:
 
alguna sombra sobre el blanco muro,
 
algún recuerdo, en el pretil de piedra
 
de la fuente dormido, o, en el aire,
 
algún vagar de túnica ligera.

En el ambiente de la tarde flota 
ese aroma de ausencia,
 
que dice al alma luminosa: nunca,
 
y al corazón: espera.

Ese aroma que evoca los fantasmas 
de las fragancias vírgenes y muertas.

Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara, 
casi de primavera,
 
tarde sin flores, cuando me traías
 
el buen perfume de la hierbabuena
 
y de la buena albahaca,
 
que tenía mi madre en sus macetas.

Que tú me viste hundir mis manos puras 
en el agua serena,
 
para alcanzar los frutos encantados
 
que hoy en el fondo de la fuente sueñan...

Sí, te conozco, tarde alegre y clara, 
casi de primavera. 


:: Los cantos de los niños ::

Yo escucho los cantos 
de viejas cadencias,
 
que los niños cantan
 
cuando en coro juegan
 
y vierten en coro
 
sus almas que sueñan,
 
cual vierten sus aguas
 
las fuentes de piedra:
 
con monotonías
 
de risas eternas,
 
que no son alegres,
 
con lágrimas viejas,
 
que no son amargas
 
y dicen tristezas,
 
tristezas de amores
 
de antiguas leyendas.

En los labios niños, 
las canciones llevan
 
confusa la historia
 
y clara la pena;
 
como clara el agua
 
lleva su conseja
 
de viejos amores,
 
que nunca se cuentan.

Jugando, a la sombra 
de una plaza vieja,
 
los niños cantaban...

La fuente de piedra 
vertía su eterno
 
cristal de leyenda.

Cantaban los niños 
canciones ingenuas,
 
de un algo que pasa
 
y que nunca llega:
 
la historia confusa
 
y clara la pena.

Seguía su cuento 
la fuente serena;
 
borrada la historia,
 
contaba la pena. 

:: Orillas del Duero ::

Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario. 
Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
 
ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
 
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.
 
Es una tibia mañana.
 
El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.

Pasados los verdes pinos, 
casi azules, primavera
 
se ve brotar en los finos
 
chopos de la carretera
 
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.
El campo parece, más que joven, adolescente.

Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido, 
azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
 
y mística primavera!

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera, 
espuma de la montaña
 
ante la azul lejanía,
 
sol del día, claro día!
 
¡Hermosa tierra de España!


:: A la desierta plaza ::

A la desierta plaza
conduce un laberinto de callejas.
 
A un lado, el viejo paredón sombrío
 
de una ruinosa iglesia;
 
a otro lado, la tapia blanquecina
 
de un huerto de cipreses y palmeras,
 
y, frente a mí, la casa,
 
y en la casa, la reja,
 
ante el cristal que levemente empaña
 
su figurilla plácida y risueña.
 
Me apartaré. No quiero
 
llamar a tu ventana... Primavera
 
viene -su veste blanca
 
flota en el aire de la plaza muerta-;
 
viene a encender las rosas
 
rojas de tus rosales... Quiero verla... 


:: Ensueños ::

Yo voy soñando caminos 
de la tarde. ¡Las colinas
 
doradas, los verdes pinos,
 
las polvorientas encinas!
 
¿Adónde el camino irá?
 
Yo voy cantando, viajero
 
a lo largo del sendero...
 
-La tarde cayendo está-.
 
«En el corazón tenía
 
la espina de una pasión;
 
logré arrancármela un día:
 
ya no siento el corazón.»

Y todo el campo un momento 
se queda, mudo y sombrío,
 
meditando. Suena el viento
 
en los álamos del río.

La tarde más se obscurece; 
y el camino que serpea
 
y débilmente blanquea,
 
se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir: 
«Aguda espina dorada,
 
quién te pudiera sentir
 
en el corazón clavada».

 

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