Llega a mi memoria, el día a día de la familia del tendero del
barrio, el padre era tan enérgico como menudo, digo era, si bien en estos
momentos que escribo 9-2009 vive y por lo que me cuentan no ha cambiado mucho.
En sus principios de tendero, la herramienta de reparto
se componía de un carro con tordo, tirado por “Sevillano” un burro más bien
grande, blancuzco, orejón, tozudo y de rebuzno fácil.
Lo utilizaba para ir a Hellin a abastecerse de productos, y venderlos en
la tienda del Cerrico de la Cruz, también ofreciendo la mercancía
en diarios y largos periplos, por los dispersos barrios de Isso, incluyendo
las casas del río y tavizna.
Pasado un tiempo, el carro lo sustituyó por un furgón con poco motor y
gran capacidad,..(de color verde), recuerdo su sonido del escape,
asemejado al de los descorchados de botellas de champán.
Alguna que otra vez, la numerosa y aún joven prole, no
colaboraba muy de gusto, cuando los requería para la carga y descarga del carro,
produciéndose algún que otro contratiempo, al chocar la autoridad del padre y
la pasividad de los peques, (Algunos no tan peques).
Eran tiempos de pocas alegrías y las familias en los
pueblos salían adelante colaborando todos en los quehaceres del día a día.
Pasados unos años, toda la familia a excepción de una hija. acabaron
en Barcelona y han salido adelante con solvencia, tanto los padres como los
hijos, algunos de ellos muy amigos míos. Por cierto, continúan añorando sus raíces y
cuando pueden pasan temporadas en el barrio.
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