PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

jueves, 4 de enero de 2024

FINAL, REGRESO DE MOGENTE /



 14-08-75.....Ultimo capitulo

 Como no podía ser de otra manera, las gentes del barrio estaban en las calles formando  grupos, hablando sobre  dónde habían pasado la tormenta y los daños que tenían en sus casas y cultivos.

Como he comentado en otras entradas al blog, mi padre siempre ha sido bastante confiado con las tormentas, y ese día también lo fue.
Mi hermana y Bartolo habían montado en el Puente Perdigón un merendero, y ese día lo eligió para suministrar leña en el carro.


Después de descargar la leña y viendo la tormenta sobre la Peña Lavada, aceleró el regreso cuando subía la cuesta matapollo, se desató un viento de más de 100,  km / hora a la altura del Barrio Graos apenas veía el camino, a unos 300 m. la casa Donato y justo por el huerto de Jeromo, la mula comenzó a recibir los primeros impactos del grueso granizo y el animal  salió disparado con el carro enganchado, afortunadamente él iba sentado en la parte de la vara, y con uno de los pies puesto en el estribo y a sus 70 años pudo saltar y resguardarse en los chopos, que aún están en la esquina sur de el huerto, hubo de quitarse la pelliza, que él no dejaba ni en verano, y doblada se  la puso  sobre la cabeza, y según comentaba, algunos  granizos le  impactaron con tal virulencia, que los notaba bajo  la gruesa pelliza y allí pasó los quince  o veinte minutos que duró el ciclón, pues así fue denominado por los meteorólogos de la época, en base a que el viento había sobrepasado los ciento veinte Km/hora. 
Mientras tanto, en el Cerrico de la Cruz, hoy Barrio Caravaca,el resto de mi familia, sin saber nada sobre sus suerte, tenían el porche abierto para refugiarse, pero nada se sabía, apena amainó, el Pajarero apareció en el barrio, y le recibieron con gran alegria, si bien aunque la cosa no estaba para bromas, algunos le decian que esta vez se había pasado de confiado.
Los primeros minutos de la tormenta, contaban, que se hizo de noche, debido al fuerte viento y la nube de polvo, de ahí que mi madre que estaba en casa de un vecino, Hermogenes, para verlo bajar por la cuesta del caño,no pudo ver pasar el carro.

  Todo lo que se sabía, era, que un vecino había visto el carro pasar, como alma que lleva el diablo, por la casa Velasco, dirección Las Casicas.
 

Bien entrada la noche se recuperó la mula con el carro enganchado, en las casa de Tonino, al parecer y según un vecino había regresado por el camino de San Diego, cuando amainó la tormenta. 

Lo milagroso fue, que el carro no volcase, pues sin duda le habría provocado alguna lesión al animal desbocado.
También quedo claro, el instinto del animal, para huir hacia donde la tormenta no había pasado. 

Dejando ese capítulo de mi padre con el carro, también deseo dejar una referencia sobre el cuadro que nos encontramos cuando llegamos recuerdo, que la luz de aquella noche era la que ofrecía la luna, pues  gran parte de los postes de líneas eléctricas de la comarca estaban volcados,   el olor a hortalizas machacadas era impresionante,  las gentes transmitían aún la imagen del miedo en sus rostros y sin poder salir de su asombro.

 Los muy mayores comentaban, no recordar nada semejante , por cierto, aquella noche aun se produjo una amenaza de tormenta, que con los tejados rotos como estaban,  volvió a crear de nuevo el pánico,  afortunadamente  se disolvió .

 He  de decir, que muchos de los que  vivieron aquella situación y que viven todavía, han quedado marcados por el miedo, cuando en verano hay tormenta.
                  
    Y así doy por cerrado el regreso de Mogente, en el día donde en Isso se escribió quizá el peor capítulo de su historia.

Los siguientes días en el pueblo fueron de una actividad frenética, pues había que arreglar los tejados, y todos deseaban hacerlo pronto, para evitar las goteras si se producía lluvia.

  Durante un tiempo, el pueblo en su totalidad quedo empleado en la reparación de los tejados, en cualquier caso, las faenas del campo podían esperar, porque la cosecha de aquel año ya estaba recolectada, todo había quedado arrasado

  Para tener una idea de lo que ese día cayó, decir que una semana después, en el merendero del puente Perdigón, en uno de los tubos de paso de aguas, que cruzaban la carretera, debido a los arrastre, se había acumulado  granizo mezclado con  paja del cereal,  produciendo un espesor superior a un metro, y de allí Bartolo tomaba el hielo para sus necesidades de frío en el merendero, y era impresionante ver el tamaño de los granizos.












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