Pablo Neruda:
Recordar a Miguel Hernández que
desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un
deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de
Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida
tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de
Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal
despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su
poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a
la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo
con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo!
¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo
revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la
espada de la luz!
A. VILLENA:
Imposible, evitar sentirme minúsculo, cuando me aproximo a su obra.
Creo, que fue tal su compromiso social,que nunca será reconocidos en su
verdadera dimensión, quizá, porque nuestras miserias y egoísmos interesados, son un impedimento.
De M. Hernández sabía lo poco que había
leído de adulto, o sea lo justo, porque como es sabido, en el poco tiempo que fui a la escuela, solo se hablaba de religión y del dictador.
Ha tenido que llegar el momento de mi proximidad, a lo
que se conserva de él en Orihuela, para crearme una idea de la grandeza de sus
actos, mientras vivió.
El colegio Santo Domingo y su casa
museo.
Después de refrescar algo de su biografía, reconozco, que me ha calado, y de alguna manera he percibido, que parte de lo que hoy disfruto, lo debo a una generación como la suya, que no solo sabía el camino, sino, que sacrificaron su vida para andarlo.
Después de refrescar algo de su biografía, reconozco, que me ha calado, y de alguna manera he percibido, que parte de lo que hoy disfruto, lo debo a una generación como la suya, que no solo sabía el camino, sino, que sacrificaron su vida para andarlo.
- Queda demostrado, lo complicado que resulta para quienes lo intentan, tratar de corregir con comportamientos altruistas, nuestras lastradas miserias de clase, que dicho sea de paso, continúan vigentes en nuestro tiempo, si bien es verdad, que algo hemos avanzando.
En nuestras libertades de hoy, se
pone al descubierto en muchas ocasiones, que invertimos más en hacer leyes que no
se cumplen, que en crear personas socialmente decentes.
Eso solo es posible, y creo está demostrado, desde una educación para la convivencia.
Hemos de expulsar del sistema, con
nuestro rechazo pasivo, toda esa basura, que gran parte de los medios de comunicación, nos sirve a diario.
Por último:
Desear, que atrocidades
como las que hoy día, y en nombre de cualquier creencia, dejen de ser parte de la sinrazón humana.
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