
Las ideologías afectan a los hombres de una manera despiadada y se vive bajo unos códigos narcisistas y una agresividad a flor de piel. La tecnología está al servicio de la destrucción y la insensatez está acabando con la madre Tierra. Sin embargo, el común de los mortales se espanta; la propia muerte crea una angustia increíble y la de los seres queridos un inmenso dolor. Se olvida que se muere a cada instante, que nacer es comenzar a morir. La energía que anima el cuerpo se retira cuando ya gastada tiene que desprenderse forzosamente de él. Antes o después se duerme para no volver a despertar.

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