Los ciudadanos del mundo vivimos la descomposición de las instituciones políticas, sociales, religiosas y hasta humanitarias.
Se agrede sin piedad a plantas y
animales; el mundo está dominado por la voluntad obsesiva de poder y
manipulación. Estas son algunas de las razones por las que un tanto por ciento
elevado de la población padece depresión y otro porcentaje no menor pasa su
tiempo vencido por una melancolía depresiva.
Contra este loco modo de estar en
el mundo existe una forma diferente de vivir. Algunos ya la han encontrado sin
que hayan tenido que renunciar al mundo, simplemente rechazando la ofuscación
de la mente.
Para
aprender a vivir es conveniente hacer examen de conciencia, reflexionar sobre uno
mismo e ir superando los cinco obstáculos básicos que empobrecen la vida de los
hombres. Estos son:
1-El
deseo incontrolado
2-El
odio y la ira
3- El
egocentrismo excesivo o el culto a la propia personalidad
4- La
ansiedad, que puede llevar a despreciar a los demás, a ignorarlos, herirlos o
matarlos
5- La
ofuscación o desvarío mental, fuente de innumerables males individuales,
colectivos y de todo tipo. Hasta los animales y las plantas son víctimas de la
ofuscación humana.
El
sentido más grande que se le puede proporcionar a la vida es, reconocer la
propia naturaleza original, más allá del ego y la personalidad, y así conectar
con lo inmenso.
En esa naturaleza original existe el sosiego,
la compasión, la benevolencia y el bien vivir. El que se instala en su naturaleza
deja de temer la vida y, por tanto, no tiene miedo a la muerte.
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