Estoy un par de semanas sin poner negro sobre blanco:
¡¡ Motivo !!,. El estado de alarma decretado en España hace más de 15 días, dejándome el ánimo muy tocado.
La humanidad estamos recibiendo, a consecuencia de la pandemia desatada por el "Coronavirus", el mayor impacto de pánico, desde la segunda Guerra mundial.
Tanto los medios de comunicación, como las redes sociales, no paran de ofrecernos terribles cifras de muertos, y en constante aumento.
El confinamiento que algunos países están adoptando, es de una duración de quincena, pero los están prorrogando, ante la dificultad de aplanar la curva de contagios.
Hoy, día 02/04/2020, a las 23,39 horas acabo de vivir un momento de esos, que te obligan a asomarte a ventanas que no nos gustan.
Mi señora, desde que comenzó el sunami pandémico está junto a mi, ( En Isso ), pero con una responsabilidad añadida, su madre que vive en Bolos, y ha de ser atendida, porque si bien la abuela se defiende en lo esencial, sus 90 años la hacen vulnerable a la epidemia.
A día de hoy, la noto con una enorme presión por el peligro muy real, de que a pesar de todas las normas de higiene que cumple, con mucho celo, no puede desechar la posibilidad de un contagio, en sus servicios diarios, tanto en las comidas, como la higiene y demás cuestiones.
Después de este largo preámbulo, tratare de dejar algun garabato sobre la cuestión que ha conseguido que hoy me ponga a escribir.
En la visita de loli a la abuela esta mañana, al pasar al corral de enfrente par recoger un cubo de pintura, había quedado en su memoria una imagen, que esta noche serian las 22,30 horas me explicaba, y según, bajo unas uralitas que forman el cobertizo, había unos huevos de gallina junto a una silla, y los restos de una pequeña hoguera.
Según me comenta, había olvidado decírselo a su madre.
Eran las 11 de la noche y decidimos ir para enterarnos del porqué. Lo primero que vemos, es tal, como ella decia, media caja de huevos consumida, una pequeña bolsa de plástico con las asas arrancadas, y en su interior un limón, cáscaras de huevo, una maceta rota, y restos de una pequeña hoguera.
Después pasamos al porchado, donde tengo alguna herramienta agrícola, así, como cajas de plástico, et.
Sobre una vieja máquina de coser tapada con un plástico, vemos una zapatilla deportiva y un pantalón vaquero, creo que cortado a media pierna, también 4 cajas de fruta alineadas en forma de cama, el resto de aperos agrarios, estaban en sus respectivos lugares, no he notado que faltase nada.
Hace un par de horas y mi cerebro se ha puesto a imaginar cosas, por cierto, olvidaba que también había un paraguas, semi abierto, dentro del porchado.
La lluvia estos últimos días esta siendo intensa y persistente, especialmente en las noches.
El desconocido compra unos huevos, salta la pared, y en el cobertizo encuentra leña seca bajo la uralita, con la que consigue hacer algo de fuego, y en una pequeña zafa calienta agua, y cuece unos cuantos huevos, repone fuerzas, y a continuación decide descansar, sobre las cuatro cajas de fruta. Diluvia. ¡¡Y qué otra cosa puede hacer!!.
Con la llegada del día y temiendo que alguien lo descubra, decide continuar su camino.
Esa es la lógica que se me ocurre.
Lo que no me cuadra es, que se marche dejando unos pantalones y una deportiva en buen estado. (Cómo puede verse en las fotos).
Con la linterna echo un vistazo al resto de lugares del huerto, y nada observe fuera de sitio.
Finalizamos la exploración, tranquilizamos a la abuela cuanto podemos, y mañana, ella decidirá si lo pongo en conocimiento de alguna autoridad.
También se me ocurre, que sea tal vez alguien sin permiso de movilidad, buscando algun trabajo en el campo, donde por motivos del temporal, no se puede trabajar.
Esta noche me he asomado a esa ventana, en cuyo interior cada día hay más humanos parias, víctimas de un sistema, que se ha convertido en un tren de alta velocidad, y que no para de dejar pasajeros inservibles, en un recorrido, vertiginoso e insolidario.
CONTINUARÁ: