Basado en dominar la curiosidad, sintiendo que el pasado y el presente, son un cuerpo fragmentado por momentos indisciplinados e indecorosos, en no pocas ocasiones.
No pocas veces volamos con la mente, hasta descuidar la realidad.
El deseo ancestral de manejar nuestro día a día, nos convierte en esclavos de nuestras reglas, es un despropósito, que sacrifiquemos valores de relación, sabiendo que un día fuimos vomitados por el planeta y nos recogerá, en un acto de reversión implacable.
Los gestos vacíos de bondad, a la vez que cargados de insensatez, y valores olvidados, convierten los mensajes, en una maraña de falacia que nos confunde y enfrenta, sembrando una dialéctica estúpida, entre ciudadanos egocéntricos, que solo aman el aplauso y el lengüetazo de ciudadanos confusos.
Estos a su vez ,acaban atiborrados, y abotargados de mensajes ruidosos y contradictorios.
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