La vida difícil
Por: Ángel Gabilondo | 25 de febrero de 2014
Solemos decir que hay a quienes les toca vivir una vida difícil.
Entre redundancias y una singular alusión a la suerte, ponemos en manos del
azar la invocación a lo que les ha sucedido y sucede. Ahora bien, en ocasiones
pueden atisbarse desde el inicio condiciones que auguran, sin excesiva
perspicacia, bastantes complicaciones.
No precisan demasiados sobreañadidos
posteriores para que se vean envueltas en serias fatigas.
En general, por diversas
razones, la vida no suele ser fácil. Ni siquiera está claro que siempre
trabajemos para que lo sea.
Por otra parte, conviene andarse con cuidado a la hora de dar lecciones, no digamos antes del patético presumir de lo que uno ha debido de esforzarse.
Hay existencias tan duras y complejas que no encuentran ni
condiciones, ni espacio, ni tiempo, ni siquiera fuerzas, para hacer valer lo
bregado y sufrido de su discurrir.
Y menos aún, para airear méritos.
Ciertamente, la dificultad no es similar en las distintas circunstancias ni
para los diferentes casos. Pero más llamativo es aún que no pocas veces quienes
han tenido y tienen una vida más acomodada acostumbran a mostrar lo meritorio de
su lucha y a hacer ostentación, incluso ante quienes tienen menos ocasión u
oportunidad, de lo eficiente de la acción.
Pretenden ser una emulación y a nada
que se haga un mínimo análisis, más bien producen desmoralización.
A. Villena... (Opinión)
A. Villena... (Opinión)
Se me ocurre!, al hilo de esta porción del artículo de Ángel Gabilondo, lo dados que somos a ensalzar nuestras virtudes cuando estamos comentando las desgracias ajenas.
Nada más insolente, que explicar una y otra vez,
el porqué de nuestro éxito, a quienes están pasando momentos difíciles, sean estos, de la índole que sean.
Estoy harto de escuchar a gentes disertar sobre su eficiencia.
Es un relato repetitivo, sobre el imprescindibles que han sido para sus jefes en sus trabajos, aportándoles las ideas más brillantes, este egocentrismo resulta repugnante, para aquellos que les ha tocado en la vida, navegarla con el viento en contra.
el porqué de nuestro éxito, a quienes están pasando momentos difíciles, sean estos, de la índole que sean.
Estoy harto de escuchar a gentes disertar sobre su eficiencia.
Es un relato repetitivo, sobre el imprescindibles que han sido para sus jefes en sus trabajos, aportándoles las ideas más brillantes, este egocentrismo resulta repugnante, para aquellos que les ha tocado en la vida, navegarla con el viento en contra.
Mi percepción sobre este tipo de personages seria, la necesidad que sienten en su oscura humanidad, de disertar groseramente y de forma chulesca, de su superioridad en cualquier debate.
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