PÁRRAFO EXTRAÍDO DEL DISCURSO DE LA “EDAD DORADA” , DEL QUIJOTE
Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia, aún no se había
atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas
piadosas de nuestra primera madre, que ella sin ser forzada ofrecía, por todas
las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y
deleitar a los hijos que entonces la poseían.
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ÉPOCA > AÑOS 60 / LUGAR > LA MANCHA DEL SUR.
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ÉPOCA > AÑOS 60 / LUGAR > LA MANCHA DEL SUR.
CUATRO CASAS Y UN ALMAZARA.
ESTAS ESTABAN HABITADAS POR UN GUARDA DE AGUA, UN APARCERO, UN SEÑORITO Y UN ALMAZARERO.
ESTAS ESTABAN HABITADAS POR UN GUARDA DE AGUA, UN APARCERO, UN SEÑORITO Y UN ALMAZARERO.
DOLOROSO PROTAGONISTA DE ESTA HISTORIA. ” EL VIEJO OLMO”
Era visible hasta en los lugares más recónditos de la pedanía
Isso. Pedanía de Hellin situada en un valle ligeramente inclinado al sur, hasta acabar en el serpenteante rio mundo.
El protagonista de esta historia había nacido y crecido en una de las numerosas barriadas de Isso, (Almazara de Gachero).
Era grande, muy grande, ancho, verde, robusto.
En su espesa sombra, mozas y menos mozas, lavaban ropa sobre las losas calizas de un
improvisado lavadero, remanso de aguas cristalinas, y usado por muleros, segadores, y caminantes, que refrescaban su cuerpo, y reponían fuerzas,
en los tórridos veranos manchegos.
Pan, queso, tocino y vino, después otra vez al surco. Los dediles de caña o las zoquetas, ajustados a los dedos, y
la hoz colgada en la correa, no sin antes reposar los huesos en siesta corta.
Testigo mudo de bailes carnavalearos, propiciados por los señoritos.
También sonaba el acordeón de Manuel el pajarero, en la celebración de matanzas-perifollos, molido de aceituna et.
DESPUÉS EL PROGRESO:
El viejo olmo se vio privado de la humedad al ser entubada la acequia.
Perdió su arrogancia.
El abandono de algunos viejos caseríos, la transformación de sendas en caminos y el arrancado de buena parte del olivar centenario, cambiaron el bullicio de antaño, en soledad y silencio.
Unos pocos años después el viejo olmo fue condenado a la extinción, y
una fría mañana de febrero se oyó un estruendo originado por el crujir de las ramas contra el suelo.
Los isseros comprobamos atónitos que el paisaje aéreo había cambiado, y la almazara de Gachero había perdido su referencia. Consecuencia del trabajo de una moderna motosierra, que tras varios cortes alrededor de su tronco, lo hizo caer.
La generación que nos vimos obligados a emigrar, en nuestros regresos al pueblo, mirábamos con tristeza la enorme base de su tronco, rebanado por la sierra del progreso.
entre nostalgia y tristeza, evocamos tiempos pasados.
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